La orientación a resultados ayuda a definir los objetivos corporativos en función de las necesidades de la compañía y considerando las competencias demostradas por los colaboradores.
La orientación a resultados es una de las competencias más valoradas por las organizaciones, ya que puede aplicarse a diversos aspectos de la gestión empresarial así como en el ámbito personal; no se trata únicamente de lograr los resultados esperados con un buen nivel de calidad, sino de superar las expectativas. Poseer esta competencia les permite destacar en el mercado laboral.
La orientación a resultados ayuda a definir los objetivos corporativos en función de las necesidades de la compañía y considerando las competencias demostradas por los colaboradores, de esta forma la distribución de recursos y la asignación de las actividades será más efectiva.
Al promover esta competencia en la organización los líderes están estimulando la competitividad en el equipo, al trabajar bajo la orientación a resultados es posible fomentar la disciplina, esfuerzo, trabajo colaborativo y constancia; esto ayuda a elevar el desempeño individual y grupal.
Al tener colaboradores comprometidos con los objetivos trazados, la calidad del trabajo incrementa, esto ayuda a impulsar el crecimiento de la organización, ya que facilita el desarrollo de iniciativas que mejoren procesos, lo que da como resultado una mejor experiencia para el cliente.
Por otra parte, los líderes que fomenten esta filosofía de trabajo deben monitorear el uso eficiente de los recursos, al evaluar la relación que existe entre los insumos disponibles y los resultados obtenidos podrán tomar decisiones basadas en las necesidades de la organización y realizar modificaciones al plan de acción para alcanzar los objetivos propuestos.
Asimismo, es importante definir indicadores para medir el desempeño del equipo tanto de manera individual como grupal, al evaluar su desempeño los responsables de Recursos Humanos pueden emprender acciones que mejoren su experiencia dentro de la organización al brindarles las herramientas necesarias para llevar a cabo sus actividades.
Es importante que los jefes directos informen a sus colaboradores los objetivos a cumplir y las expectativas que se tienen de ellos, a su vez, es indispensable brindarles cierto grado de autonomía para que sean ellos los responsables de gestionar su tiempo y definir sus prioridades; por lo tanto, el papel del líder debe ser guiar a su equipo y supervisar el cumplimiento de sus actividades.
Por último, la motivación juega un papel clave en el desarrollo del trabajo, al ser reconocido por su esfuerzo se sentirá más comprometido con el equipo y reforzará su sentido de pertenencia. Los incentivos deben ser otorgados en función del desempeño de cada profesionista, es importante considerar sus necesidades e intereses para ofrecer recompensas personalizadas.
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